En la actualidad las personas gozamos de una mayor libertad a la hora de tomar decisiones. La sociedad ha ejercido una gran influencia en este cambio, “despenalizando”, la separación y el divorcio, especialmente en el caso de que existen menores en el entorno familiar.
Pocas décadas atrás, la separación y el divorcio se consideraban como un acontecimiento que ejercía un gran impacto en la estructura familiar, por lo que pocos se atrevían a dar el paso. En el proceso de modernización de la sociedad, las personas son capaces de tomar decisiones sin miedo ni presiones y la separación y el divorcio se han “normalizado”.
Pero, una vez adoptada la decisión de separarse, ¿qué pasa con los hijos?. Esta pregunta retumba en las cabezas de los progenitores y en ocasiones es necesario un tercero, un psicólogo jurídico especializado en familia para que evalúe la situación y pueda ilustrar sobre ciertos aspectos que incidan en el bien supremo del menor.
La separación es un acontecimiento que ejerce un gran impacto emocional en los más pequeños, por lo que el psicólogo deberá evaluar una serie de factores a la hora de elaborar un informe pericial sobre la idoneidad de guarda y custodia o régimen de comunicación más adecuado.
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