¿Qué es el TAG?
Las personas que experimentan el Trastorno de ansiedad generalizada (TAG) experimentan una preocupación excesiva acerca de múltiples acontecimientos o actividades la mayoría de los días de la semana. Aunque no es inusual que las personas experimenten algo de estrés en su vida diaria, las personas que padecen Trastorno de ansiedad generalizada rara vez tienen un descanso mental y se preocupan de manera constante.
Aunque algunos de los síntomas y reacciones pueden ser similares a los de una fobia (un miedo extremo e irracional), el Trastorno de ansiedad generalizada no es una respuesta directa a una situación o experiencia específica. Los que lo sufren experimentan un malestar que se proyecta hacia muchas de sus actividades y aunque la ansiedad generalizada no es tan intensa como un ataque de pánico, el malestar dura mucho más y casi no cesa.
Es una constante sensación de temor, Los pacientes tienen una sensación constante de tensión y ansiedad que nunca desaparece. Se preocupan por cosas que podrían suceder pero aún no han ocurrido.
Síntomas de TAG
Aunque las personas que sufren de un Trastorno de ansiedad generalizada se preocupan por las mismas cosas que otras personas – relaciones, dinero, salud, trabajo, etc. – tienen un nivel mucho más alto de preocupación que es casi constante. El nivel de preocupación no está en sintonía con la realidad y es muy elevado. La mayoría de las personas con Trastorno de ansiedad generalizada se dan cuenta de que sus preocupaciones son exageradas, pero no pueden relajarse o controlar su ansiedad.
Las personas con Trastorno de ansiedad generalizada son conscientes de que su nivel de ansiedad es alto en comparación con el de los demás, pero en ocasiones, sienten vergüenza y temen abordar el problema. Ellos suelen ser conscientes, pero no pueden evitar los pensamientos negativos.
Tanto los niños como los adultos pueden desarrollar Trastorno de ansiedad generalizada, y los síntomas pueden aparecer lentamente. Pero en algunos casos, un evento importante en la vida, como un cambio en la salud, o una transición en la vida, como un divorcio, puede actuar como desencadenante a la aparición del Trastorno de ansiedad.
Los pacientes de Trastorno de ansiedad generalizada siempre han estado ansiosos hasta cierto punto, pero un evento como un accidente automovilístico, malas calificaciones, relaciones o dificultades en el trabajo puede aumentar su ansiedad.
Los síntomas pueden exacerbarse en momentos de estrés. Lo que diferencia la preocupación del Trastorno de ansiedad generalizada del estrés normal es que la preocupación es intrusiva, excesiva, debilitante y persistente, y que dura más de seis meses.
La fatiga, las náuseas, la diarrea, el intestino irritable, la tensión muscular, los dolores musculares, la irritabilidad, el nerviosismo, la sudoración, la agitación, los temblores , la tendencia a los sobresaltos, son algunos de los síntomas físicos del Trastorno de ansiedad generalizada.
El insomnio es otro signo del Trastorno de ansiedad generalizada, porque las personas que tienen el trastorno a menudo sienten que no pueden evitar que su mente se acelere en ciertos momentos en los que no debería hacerlo. Las personas con TAG también pueden ser muy indecisas o tener miedo de tomar la decisión equivocada, pueden pensar demasiado y tener dificultad para concentrarse o tener la sensación de que sus mentes están “en blanco”.
Al igual que las personas que padecen trastorno de pánico, los que sufren de Trastorno de ansiedad generalizada tienen dificultades con las tareas cotidianas. Sin embargo, las personas con Trastorno de ansiedad generalizada no se aferran a un miedo abrumador y típicamente son capaces de funcionar con cierta normalidad. Sin embargo, algunas personas pueden ser incapaces de realizar incluso las tareas rutinarias durante los momentos en que sus síntomas sufren un empeoramiento.
Causas del TAG
El Trastorno de ansiedad generalizada puede ser hereditario, aunque como con todos los problemas de salud mental, las causas son típicamente una combinación de factores biológicos y ambientales.
Es probable que se deba a una combinación de estrés y factores ambientales que contribuyen en individuos que nacen con el riesgo o la vulnerabilidad de desarrollar la afección. Debido a que el Trastorno de ansiedad generalizada puede surgir en la adolescencia, hay algunos estudios interesantes de desarrollo/pediátricos que sugieren que los individuos que nacen con temperamentos particulares pueden ser más vulnerables a desarrollar Trastorno de ansiedad generalizada.
Un desequilibrio de las sustancias químicas cerebrales naturales, como la serotonina, la dopamina y la norepinefrina, se observa a menudo en personas que presentan Trastorno de ansiedad generalizada y podría ser un indicador de la propensión a desarrollar el trastorno. Un desequilibrio de estas sustancias químicas, llamadas neurotransmisores, puede afectar la salud mental y la estabilidad emocional.
Haber sufrido un trauma, especialmente durante la niñez, también está relacionado con el Trastorno de ansiedad generalizada. Las personas que sufrieron abuso o trauma cuando eran niños, incluso el presenciar un evento traumático, tienen un mayor riesgo de desarrollar el trastorno de ansiedad generalizada en la edad adulta.
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